Historia de las tradiciones cristianas de Papá Noel y los Reyes Magos

12 noviembre 2020

 

En el patrimonio histórico-artístico y cultural de un país se recogen tradiciones de carácter intangible. Es lo que se llama «patrimonio inmaterial» que puede ir desde un ritual religioso a las canciones del folclore popular. Es más, las grandes religiones atesoran parte de este patrimonio inmaterial con tradiciones que son «conservadas y cuidadas» por sus comunidades. Es el caso de los Reyes Magos y de Papá Noel en la Navidad cristiana.

La tradición cultural-festiva-religiosa de los Reyes Magos es evidente que en España ha conseguido formar parte de su patrimonio inmaterial. Ha resistido toda la presión “globalizadora” de otras culturas que prefirieron celebrar la costumbre de regalar en Navidad, en la madrugada del día 25 de diciembre, a través de un «santo oriental», San Nicolás, que luego por arte del marketing del modernizador siglo XX se convirtió en un “mágico” habitante del Ártico. No obstante, evite pensar que los Reyes Magos son una exclusividad española celebrada desde el “origen de los tiempos”.

Las fechas de las primeras celebraciones populares de los Reyes Magos resultan complicadas de establecer. Se piensa que la primera cabalgata pudo ser la celebrada en Alcoy, Comunidad de Valencia, en 1866. A partir de esa fecha es cuando se encuentra documentación que señala a la Noche de Reyes y su tradicional Cabalgata como una habitual celebración socio-cultural en España. La idea de organizar una cabalgata con los tres reyes de Oriente, Gaspar, Melchor y Baltasar, resultó tal éxito que su organización se extendió por todo el país.

El origen de esta idea de “Cabalgata de los Reyes Magos” estaría en los precedentes históricos de una celebración religiosa- la Epifanía-, más íntima y espiritual, que aún no se había «socializado». Ejemplos de que esta tradición existía en el patrimonio cultural hispano y que la heredamos convertida en una fiesta social y multitudinaria, los encontramos en variantes del Día de Reyes, como la llamada «Pascua de los Negros». Actualmente en Paraguay ese día es festivo nacional y se conoce como la festividad de San Baltasar. Se trata de honrar al rey negro Baltasar, convertido en santo, porque durante la festividad del 6 de enero (Epifanía) y la Adoración de los Reyes, se daba la libertad a cierto número de esclavos y era día de asueto para toda la comunidad afroamericana. Eso sigue haciéndose en todos los lugares de la América hispánica que tuvieran grandes comunidades negras (Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Paraguay…)

 

Madrid, 06/01/1948. Cabalgata de Reyes Magos celebrada en la mañana del 6 de enero de 1948

 

Para contar la historia de Papá Noel tenemos que contar la historia de un santo. Ese santo era San Nicolás de Bari. En una provincia del imperio romano oriental, en Licia, se cree que en la ciudad de Patara, nacía a principios del siglo IV después de Cristo, el que luego sería conocido como San Nicolás. Imposible saber si era gordo o flaco, alto o bajo, pues no existen muchas representaciones de este santo. Lo que sí está claro es que no podía vestir con abrigos rojos, largos y polares, tal y como ahora se representa, pues su lugar de nacimiento es de clima continental, más cálido que frío. Antes que santo fue obispo y el vestido rojo que ahora todos conocemos, con su gorro y sus pieles blancas, pudieron derivar de sus trajes obispales. Unos trajes largos y grandes, púrpuras y rojizos, propios de su cargo.

 

 

Siendo muy joven perderá a sus padres por culpa de una epidemia de peste, algo muy habitual en esas épocas. Heredero de una inmensa fortuna, quiso repartir su riqueza entre sus vecinos y amigos. De niño ya había mostrado su generosidad repartiendo dulces y juguetes entre los niños hijos de los criados. Marcado por esa temprana desgracia familiar decide dedicar su vida al cuidado de los demás, haciéndose sacerdote en otra ciudad del Oriente romano llamada Mira. Allí, junto a su tío, mentor y protector, consiguió hacer carrera en la curia, tanto que este personaje hoy universal fue crucial para la iglesia cristiana ortodoxa en su expansión entre los siglos IV y V d. C.

Papá Noel fue un niño generoso, luego un filántropo que llegó a obispo. Es fácil asociar su figura a la tradición de generosidad y regalar en Navidad. El patrimonio inmaterial sería esa imagen de San Nicolás siempre unida al acto generoso anónimo. Así la tradición bebe de la leyenda. Un vecino de Mira, un comerciante venido a menos, en la ruina, no podía casar a su única hija, al no contar con un dote que pedía la familia del novio. San Nicolás, el futuro Santa Claus, se apiadó de la joven y por la noche, cuenta esa leyenda, se coló por el hueco de la chimenea de la casa del comerciante y les dejó un saco con monedas de oro. Era diciembre y se pudo celebrar la boda con gran alegría para toda la ciudad. Al final, el gesto trascendió y se corrió la voz por la región, convirtiéndose en costumbre hacer regalos a los hijos en el mes que había nacido Jesús.

La imagen actual de Santa Claus ha tenido también varios nombres: San Nicolás de Bari, Papá Noel y Santa Claus. Este último viene del alemán, pues San Nicolás se dice San Nikolaus y derivó en Claus, el diminutivo. Otro dato curioso, San Nicolás de Bari se llama así porque sus restos fueron trasladados desde Anatolia a esa ciudad italiana de Bari, cuando se le santificó en el siglo XI. Había fallecido el 6 de diciembre del año 345 y pronto se le hizo patrón de Grecia, Turquía y Rusia, recién convertida al cristianismo (Ortodoxos).

Por lo visto, la imagen que conocemos ahora de simpático abuelo, orondo y vestido de rojo, con sus renos y trineo, se fue configurando entre el siglo XIX y el XX. Sería el escritor inglés Clement Moore en 1823 quien sentó las bases del Papá Noel actual, cuando escribió el poema: ‘Una visita de San Nicolás’, donde se imaginó a un bondadoso Papá Noel surcando los cielos en un trineo lleno de regalos, que dejaba en las casas colándose por el tiro de las chimeneas, como recordaba la leyenda antigua.

Pero la culpa del actual icono de Santa Claus, como si siempre hubiese sido así, es de un publicista estadounidense, Thomas Nast. Este creativo tuvo el encargo de una muy conocida compañía de refrescos de dibujar un Papá Noel sin la aureola de santo, más humano y cercano a las personas, sus posibles clientes, para la campaña navideña de 1931. Es cuando se comienza a consolidar el Papá Noel vestido de rojo, con cinturón y botas negras, gorro con bola blanca y sonrisa eterna.

 

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