La primera mujer astronauta en el espacio, Valentina Thereshkova

1 mayo 2024

Esta historia comienza hace más de medio siglo, su protagonista era ciudadana de un país que ya no existe. Valentina Thereshkova se preparaba a conciencia esa mañana templada del 16 de junio de 1963 en Baikonur, revisaba su traje con los técnicos de la plataforma de lanzamiento y enjugaba los nervios esbozando una sonrisa confiada. Eran las 9:29:52 UTC, todo estaba listo para convertirla en la primera mujer que alcanzaría el espacio a bordo de uno de los ingenios soviéticos que maravillaron al mundo. Hacía apenas dos años que la Unión Soviética se había anotado el primer tanto en la carrera espacial con el vuelo de Yuri Gagarin.

El programa El Bospok o Vostok 6 formaba parte esencial de los proyectos espaciales de la antigua URSS. Era, en realidad, su programa estrella, basado en la construcción de cosmonaves tripuladas. En la carrera espacial que mantenía con la otra superpotencia, los Estados Unidos, los primeros años de la década de los 60 del pasado siglo significaron un éxito tras otro para las ciencias y tecnologías soviéticas. Suponía un pulso encubierto sobre qué potencia tenía mejores medios para aniquilar a la otra, tras las hazañas espaciales se escondía el desasosiego de los misiles nucleares. La URSS no estaba mal preparada, así lo quería demostrar con estos lanzamientos. Parecía que en esa «Guerra Fría» que mantenían los bloques mundiales, en la batalla espacial el soviético tomaba una clara ventaja. El aspecto positivo de esa pugna fue que incentivó más al programa espacial de EEUU y conseguir la mayor victoria: pisar la luna.

Esta «Guerra del Espacio» también simbolizaba un pulso ideológico. La idea de poner en órbita a una mujer tras el paseo orbital de Gagarin gustó mucho al Kremlin. Sería demostrar no solamente la superioridad del comunismo a niveles tecnológicos espaciales, también en el plano de la igualdad de género. Entre miles de orgullosas féminas rusas, Valentina Thereshkova, había sido elegida tras una dura selección competida por centenares de candidatas. Sería el mismísimo Nikita Jrushchov, presidente del Soviet, el que tendría la última palabra en la elección de la primera cosmonauta del mundo, lo que hablaba de la importancia dada al proyecto. A Jrushchov le mostraron cuatro últimos informes y Valentina Thereshkova fue la elegida.

Las mujeres socialistas soviéticas tenían las mismas oportunidades que los hombres, ese fue el mensaje soviético. Una lección de progresismo social que contrasta con la Rusia actual, mucho más homófoba y machista radical que la antigua URSS. Al menos sobre el papel y en la imagen positiva que daba conseguir que Valentina Thereshkova fuese la primera mujer en el espacio.

No solamente Valentina era la primera mujer en órbita, también supuso el primer ciudadano civil que alcanzaba el espacio. Los anteriores astronautas del programa espacial soviético eran todos militares, ella era una ciudadana de 26 años trabajadora de una fábrica, el arquetipo de la mujer joven proletaria de la sociedad soviética. La hicieron de forma honoraria oficial de aviación, para que pudiera incorporarse al cuerpo soviético de Cosmonautas.

Su vuelo al espacio consistió en 48 vueltas a la tierra, tres días en órbita, haciendo experimentos sobre su cuerpo y mente para comprobar las reacciones del organismo femenino y contrastarlo con el masculino. Evaluó y ayudó en las comprobaciones técnicas sobre el funcionamiento de los distintos sistemas de a bordo. Incluso, su plan de vuelo incluyó también las pruebas de comunicación y aproximación a otra cosmonave soviética que llevaba días en órbita, la Vostok 5, tripulada por el oficial de las Fuerzas Aéreas, Valeri F. Bikovski.

 

¿Machismo espacial? Existe cierta ironía pues el viaje de Thereshkova pretendía demostrar al «mundo libre» (capitalista) que las mujeres son iguales que los hombres para cualquier propósito, pero la base de su vuelo espacial en solitario (otro mérito) consistía en ver los efectos discriminatorios del espacio en el cuerpo de mujer. Algunos informes hablan que Valentina estuvo mareada la mayor parte del trayecto orbital y que sus jefes no le dejaron coger los mandos de forma totalmente manual. El «hecho histórico» comprobado es que la primera mujer cosmonauta no volvió a lanzarse al espacio y que la tan publicitada igualdad de género hubo de esperar a casi 20 años para volver a ver una dama soviética en el espacio… cuando ya la Unión Soviética estaba a punto de desparecer como Estado.

 

Valentina Thereshkova dejó el cuerpo de astronautas en 1997, cuando era definitiva la disolución de uno de los bloques de la «Guerra Fría», al desaparer la URSS. Fue una renuncia para dedicarse a la política. Ha sido diputada en la Duma por el partido del presidente Putin. Este último la condecoró el 16 de junio de 2013 en el 50º aniversario de su hazaña espacial, por su vida abnegada al servicio de la patria rusa, con la Orden Alexander Nevski.

 

 

 

 

Gustavo Adolfo Ordoño

Historiador y periodista