Historia de los Bomberos

5 diciembre 2020

 

Allá, en el inicio de los tiempos, cuando la humanidad conoció el fuego, todo fueron ventajas. El ser humano se calentaba en las noches frías, elaboraba mejor los alimentos, ahuyentaba a los animales peligrosos… Una idea muy común dice del «Fuego» que es uno de los mejores inventos del hombre. Error. Empezando porque el fuego nada tiene que ver con la inventiva. Sería más fruto de la casualidad y la observación del ser humano. Este elemento físico, como decíamos, cuando fue dominado y controlado por el ser humano sirvió a nuestro desarrollo y bienestar. Sin embargo, pronto también los humanos conocerían su lado oscuro. El fuego incontrolado ha sido culpable de horribles catástrofes, como la destrucción total de ciudades.

 

 

En la Roma antigua, los incendios eran muy frecuentes por culpa de los materiales de las casas más humildes. Construidas con elementos básicos como la paja, madera y caña, cualquier descuido doméstico en el uso del fuego provocaba una calamidad de graves consecuencias. Barrios enteros quedaban arrasados y además de las posibles víctimas mortales, los perjuicios económicos presionaban a las autoridades urbanas a tomar medidas.

Parece que sería en la capacidad administrativa de la Ciudad Eterna (Roma) y en las habilidades ingenieras del romano, donde surgiría la idea más acorde a la figura del bombero. Ante tantas catástrofes en forma de incendios, se tuvo que idear unas patrullas de vigilantes. Serían los «vigiles», unos “primeros bomberos” provistos de cubos de agua y sifones de mano, que patrullaban las calles en busca de cualquier “señal de humo” sospechoso de ser un incendio incontrolado.

Estas brigadas de apaga fuegos cobraron «cuerpo oficial» con el emperador Augusto. Las organizó como si fuesen una legión, parte del ejército, ya que contaron con unidades de distintas funciones. Así, con esa organización militar de centurias, se dividieron en secciones de aguadores y zapadores. Tendrían, como en una legión, jefes encargados en forma de centuriones, con su prefecto. En la época de mayor densidad urbana de Roma, se cree que estos «bomberos» pudieron llegar a tener 10.000 efectivos. Toda una legión, sin duda, con un oficio mucho más beneficioso para la ciudad.

Las técnicas para apagar fuegos se aprovecharon de los estudios de física desde tiempos muy remotos. Ya en el siglo III antes de Cristo, el matemático Arquímedes y su famoso principio ayudaron a idear máquinas que aprovechan el desplazamiento de los volúmenes del agua. Aunque se han inventado otras maneras de apagar el fuego, como las espumas y otros componentes químicos, el agua y las distintas formas de bombearla contra el fuego siguen siendo la mejor arma de los bomberos.

El nombre del servicio de «Bomberos» hace justicia histórica al oficio. Usado para denominar a las personas que “bombeaban agua” contra el fuego, tiene un dato arqueológico de primer orden para considerar más que apropiado el término de bomberos que luego adquirieron las fuerzas contra incendios como los vigiles de la Roma Antigua. En 2004, un equipo de arqueólogos alemanes encontró en el Valle del Rin los restos de un artefacto identificado como una bomba de agua con una “lanza” de más de un metro, que resultó ser una manguera. Ese primer “carro de bomberos” tiene una antigüedad aproximada de 1.700 años.

 

El origen del Cuerpo de Bomberos tal y como lo conocemos hoy

Los diferentes Cuerpos de Bomberos repartidos por todo el mundo, tal y como hoy los conocemos, como fuerza de servicio público, tendrán un origen relacionado con la Revolución Industrial y la masificación urbana. Muchas veces ese origen no ha resultado muy gratificante y digno, alejado de la imagen de «héroes» contra el enemigo del fuego. En la gran metrópoli del Londres del siglo XIX, los bomberos eran agentes privados contratados por las compañías aseguradoras de inmuebles. Se daba así el curioso hecho de ver a una brigada de incendios acudir para apagar sólo los fuegos de las casas aseguradas por la empresa de seguros que les contrataba, dejando sin apagar a las casas incendiadas anexas y sin seguro. Una paradoja muy alejada del actual «espíritu» del auténtico bombero.

 

En la actualidad los bomberos acuden a todo tipo de emergencias. Emergencias diversas son atendidas por los bomberos, que en muchas ocasiones son personal especializado en gestión de catástrofes. Han sido las ciudades, como en su origen más remoto de Roma, las que se han ocupado de organizar esas brigadas de “vigilantes contra el fuego”. El Cuerpo de Bomberos suele estar adscrito a los servicios municipales de un Ayuntamiento. Así sus obligaciones formarán parte del día a día de una ciudad. Desde rescatar a una persona atrapada en un ascensor, hasta el salvar a un animal doméstico en apuros. Pasando ahora por el cada vez más frecuente, en las sociedades modernas, rescate de víctimas de accidentes de tráfico. El bombero es una persona preparada para la atención y el cuidado de los ciudadanos afectados por emergencias. Son personas de talante generoso y solidario, considerando que en muchos países los cuerpos de bomberos siguen siendo brigadas de ciudadanos voluntarios.

 

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